Tercera Noche Plenilunar

Noches Plenilunares

Noches para el eterno encuentro del espíritu noctívago alrededor de una fogata y el calor de la juventud ávida del canto y el poema, rebosantes de vibraciones esperanzadoras, sedientos del conocimiento que reposa en los libros y en el bosque.

Esto fue lo que se vivió el pasado 6 de agosto en la tercera versión de las noches plenilunares, un ritual de encuentro con la literatura y la música, organizado por la Corporación Creativa Phi, con la participación de mas de treinta jóvenes entre los cuales nueve de ellos se atrevieron a Compartir con los demás participantes sus escritos. Como si fuera una metáfora esta noche de plenilunio fue realizada a orillas de la represa en el paraíso de Guatapé. Para finalizar como siempre, un cadáver exquisito…creación colectiva de los participantes o miembros de este rito…

“hemos ido a reposar en los pinares nocturnos fuera de la ciudad agobiados por la angustia, la soledad y el aburrimiento…”

“hemos hecho fogatas en la oscuridad y asado en las brasas un recuerdo de amor o un pedazo de ternera…” (Gonzalo Arango-terrible 13 manifesto nadaista)

Noche de plenilunio, aunque no visible, presente, la luna se yergue muy alto de nuestras frentes, y una energía poética, inspiradora, dentro del mocerío lunático nos lleva hasta la península muy cerca de las serenas aguas represadas que circundan la deflagración ardiente donde se cocina, la unión, la juventud, el regocijo, el inusitado calor nocturno y por supuesto el amor. Esta noche tórrida y embriagante, lejos de la rutina diaria y las dificultades, nos proponemos llegar hasta el pináculo mismo del arte, compartiendo fraternamente la más selecta poesía, cuentos burlescos, otros no tanto, los más inspiradores canticos a la vida y la juventud.

Se abre el telón de nuestros corazones para entrar en contacto con el público natural y regalarle a la belleza un momento de sinceridad con ella misma. Empieza a leerse y a declamarse los textos necesarios para irnos ahondando un poco más en las pasiones inherentes al hombre, algunos con lánguidas voces dejan salir a flote todo de si mismos, eso que piensan y muy guardado se tenían, sacan a fuera su inconformidades, sus verdades, lo que sienten, su percepción ante el mundo de la forma mas hermosa encontrada ¡la poesía!

Con arpegios hilarantes, los músicos siembran en nosotros un poco de embriaguez y verdadera felicidad, y los rapsodas hacen de el acorde, y el cantico un solo sonido que une la fiereza de un grito, con el inexperto soprano, que entra al espíritu y lo conmueve de la manera mas locuaz jamás encontrada. En una sola algarabía todos nos volvemos uno. Entramos en contacto con el cosmos y nos acercamos a la armonía que allí habita.

Opinamos y conceptualizamos nuestra manera de ver el orbe, que nos atañe como si parte de nuestro cuerpo fuera, alargamos nuestras almas hasta mezclarlas con la belleza sutil del cielo, el agua y las plantas. Viajamos a mundos inesperados que suscitan al amor, a la placidez, a la melancolía hipocondriaca, y a emociones no captadas comúnmente. La literatura se pone de nuestra parte para expresar lo que llevamos, nos convertimos en letras y ella nos acogen en su belleza y exactitud.

Hacemos del ahora una conglomeración de almas, que quieren cada vez, una vez al mes, cuando el satélite en su completo azul esté, acogernos en su luminosidad y unos selenitas provincianos ser, desde un bosque, una montaña, una península, un teatro, o desde nuestro mismo corazón ¡sentirnos vivos de verdad!

Las noches plenilunares se convierten en la fraternidad, que hoy queremos ver en la juventud, hace de nosotros seres sensibles y buscadores de felicidad. Son para todo aquel que muy dentro de si sea un lunático, un joven no solo físico, que desee en un selenita convertirse o quien tenga algo para decir y encontró en el arte el medio mas completo para hacerlo.

Juan G. Yepes Buitrago (08/08/09)